¿Por qué comenzaste a escribir?

Desde el inicio de la pandemia, e incluso antes, la escritura significa un cable tierra, un puente de conexión para sanar y transmutar. Mi ópera prima corona una etapa germinal como escritora que comienza hace dos años. Surge como un elemento terapéutico que permite poner en palabras cosas que no son contadas. Distintos sucesos personales, ficticias, reales, de otras personas que permanecen silenciadas durante mucho tiempo hasta ahora.

¿De dónde nace la idea y cómo es todo el recorrido?

Durante unas vacaciones, le digo a una amiga: “¿Por qué no confeccionar un libro sobre los diversos momentos que atraviesan nuestra vida y todas las personas que conocemos a lo largo del camino?”. Así es como, casi de repente, reúno textos breves, poesías, cuentos o microrrelatos donde encuentro el hilo conductor: representar la metáfora de la existencia como un día a la vez. Desde ese entonces, arranca mi labor. Armo un itinerario, planifico por donde comenzar y trabajo arduamente hasta llegar a un producto final.

¿Quiénes son tus referentes?

Aquellos que marcan la estética de mi perfil son dos autores contemporáneos argentinos. Leer “Arde la vida” más “Caos” de Magali Tajes me introducen en un mundo que mezcla ficción y realidad donde, al mismo tiempo, cuento una historia y sano parte de la mía. Por otro lado, conocer “Micro almas” de Juan Solá me facilita identificar el formato que quiero: una versión de bolsillo pequeña que al verla causa un impacto. 

¿Qué te inspira?

Encontrar la belleza en los hechos cotidianos y en la crudeza de ciertos episodios o momentos que en sí mismos nos dejan un aprendizaje. Busco la magia en algo que quizá pasamos por alto todos los días para lograr que alguien diga: “Mirá, esto siempre estuvo acá y nunca lo vi”.

¿Qué enseñanzas te deja?

Cumplir un objetivo que, a priori, parece inalcanzable, difícil. Comprobar que toda búsqueda, elaboración, borrador o difusión deja muchas cuestiones para aprender. Grandes amistades con diferentes colegas que me acompañan. La tarea colaborativa y solidaria de las redes de escritores independientes también es muy enriquecedora.